“Coídate viaxeiro da
bruma e da néboa, sen que te des conta, podeste atopar de súpeto coa trabada
calada dun lobishome.”
“Cuídate viajero de
la bruma y de la niebla, sin que te des cuenta, te puedes encontrar de repente
con el mordisco sigiloso de un hombre lobo.”
Son muchas las
historias de los hombres lobo. Galicia es una tierra en particular que tiene
muchas leyendas de estas criaturas. Hablan por ejemplo de un asesino que se perdía por los
bosques en Lugo vestido con una piel de lobo y se dedicaba a robar y matar de
una forma cruel y sanguinaria a sus víctimas arrancándoles la garganta de un
mordisco o destripándoles mientras les mantenía con vida para comerse sus vísceras.
Sin duda alguna el
hombre lobo más destacable en Galicia es por la época del 1.800, Romasanta, un hombre que apenas media 1.40 y sus rasgos
eran más tiernos que varoniles. Era natural de Allariz (Ourense), Romasanta
era un hombre culto que para aquella época, sabia leer y escribir. Su profesión
era sastre. Quedó viudo a los veinticuatro años tras matar de una forma
brutal a su mujer y a su hija de seis años. A partir de ahí se convirtió en vendedor ambulante vendiendo ungüentos fabricados por el mismo a
base de grasa humana. Su nuevo oficio le facilitó desplazarse por diferentes
localidades para cometer sus crímenes degollando, destripando y mordiendo a
sus victimas. El mismo confesaba en el juicio donde fué condenado a pena me
muerte que una fuerza sobrenatural y un
hambre atroz le empujaban a matar y comer carne humana. Confesó también que fue en un monte con niebla donde la
primera vez se sintió poseído por esa
fuerza que le arrastraba a matar. En ese momento estaba vigilado por dos lobos. Mató a su primera víctima acompañado de lobos.
Según la ciencia y la
medicina estos hechos estan relacionados con enfermedades mentales como la
esquizofrenia o una licantropía clínica que son alucinaciones en las que el
paciente cree o se siente un animal.
Una vez haciendo el Camino de Santiago iba acompañado por una
sanadora que conocía mucho el tema de las energías. Ella me decía: cuídate de
la niebla, es ahí donde habita la energía del hombre lobo. “¿El hombre lobo?”
preguntaba yo. Ella me explicó:
“Todos tenemos
energía humana, divina y animal. La energía de la bestia es la que está oculta
y escondida en cada uno de nosotros. En la naturaleza la energía de la bestia
se esconde en la niebla por eso en lugares de niebla son más frecuentes las
enfermedades mentales, suicidios o asesinatos. Cuando camines por la niebla
confía sobre todo en tu energía humana y divina para no ser poseído por la
energía de la bestia.”
En la vida caminamos
muchas veces por senderos y caminos recubiertos de niebla. Buscamos la luz pero
no la encontramos, es ahí donde más presente tenemos que tener nuestra energía
divina y humana para no ser mordidos nosotros mismos por nuestro propio hombre
lobo.
Cuídate de la niebla
pero no dejes de caminar. La luz la llevamos nosotros.
Siso
Santos