Mi escuela esta situada en un jardín, que a su
vez esta situado a los pies de un jardín que pertenece a un convento. Un sitio
mágico que cuando lo vi me dije a mi mismo: “Yo quiero aquí mi escuela.” Pero
tenía que esperar tres años más.
El momento en que la
vida decidió que ya había llegado el momento, varias señales me marcaban el
camino. Mariposas aparecían constantemente en mi vida: En los sueños, mientras
daba clases o simplemente paseando. Quería crear una buena escuela y no tenía
ni idea de por donde empezar. Así que puse el cielo a trabajar. Invoqué a mis
guías, los médicos del cielo para que me ayudaran, use el tarot, la astrología,
la numerología y el feng shui como
herramientas de trabajo. Esto era el mes
de marzo y yo no podía firmar nada hasta la luna nueva de septiembre que era
cuando empezaba mi año 1. Tenía que potenciar dos virtudes de las que yo
carecía, la confianza y la paciencia.
Cuando me puse en contacto con el casero para
ver el local llevaba meses cerrado, la
sorpresa fue que al entrar (yo acompañado de una alumna y amiga) pudimos
observar que una mariposa volaba a sus anchas por la sala. No había duda, ese era el lugar. Mi intuición y mis sentidos
estaban al cien por cien en esa época. De esta forma el cielo o los guías
invocados fueron poniendo a la gente que iba a formar parte de la escuela en mi camino.
La parte sin duda más
dura y complicada para mí sería la parte técnica: Ayuntamientos, permisos,
licencias, planos… No sabía por donde empezar. Lo primero que me pedían es un
plano del local. ¿De donde sacaba yo a alguien que me hiciera ese plano con
todo lo que me pedían? Yo pedía a mis guías y a los médicos del cielo que me
llevaran ellos. No sabía ni por donde empezar. Cerca de mi casa veía en un
local a unos chicos siempre trabajando con ordenadores pero no tenían ni cartel
ni nada. Mi interior me decía pregunta aquí. Estaba desesperado y qué podía
hacer, pues confiar en lo que invocaba. De esta forma conocí a Nacho Redruello.
Yo pregunté casi con vergüenza si sabrían hacer un plano y resulta que eran
arquitectos. Algo tengo que confesar que noté en él. Pues poco después me
aparecieron arquitectos de hijos de alumnas que se dedicaban a hacer proyectos y licencias. A Nacho no lo
conocía de nada ni tenía referencia ninguna de su estudio Ping Pong Arquitectura pero si supe desde el principio que tenía que ser él. Incluso le
pedí que hiciera el logotipo y me vio a la primera: “La flor” con los colores
de la armonía (verde, azul, ocre y rojo).
Contaré un secreto que él aún no sabe. Nacho Redruello es un maestro y
su carta del tarot es el mago.
Poco a poco fueron
apareciendo los profesores. El primero fue Paco Vilches, el profesor de yoga.
Trabajábamos juntos dando clases en un centro cultural de Madrid, nos veíamos
solamente en el cambio de hora. No le conocía de nada ni mucho menos como daba
una clase. Pero me bastaba verle para saber que le quería a él. Conocía otros
profesores de yoga, pero cada vez que me cruzaba con Paco una voz dentro de mí
me decía: Es él. Se lo propuse y no dudó. Ahora que le conozco puedo decir que Paco Vilches si fuese una carta de tarot sería
“la templanza.” La carta de la sanación por excelencia. Ve a la gente,
sutilmente se introduce en ella, y sin darse cuenta el alumno transforma su
dificultad en fluidez.
A Carlos Palacios ya
lo conocía, fue mi profesor de kung fú en la época en la que yo deseaba
enfrentarme a mi violencia y descubrí una herramienta completamente sanadora.
Sin duda le quería a él. Lo busqué y lo encontré. Carlos Palacios si fuera una
carta del tarot sería por supuesto la fuerza. Con su aspecto tranquilo puede
derrumbar sin esfuerzo un león. Y en
cambio no se puede encontrar a un hombre con un corazón más noble y puro.
David Gavilán llegó
más tarde. Desde el principio deseaba que hubiera clases de tao yin en la
escuela. Yo había practicado tao yin combinándolo con kung fú, mientras me
metía de lleno en el mundo del reiki. Tengo que reconocer que fue un crecimiento
muy importante para mí a nivel personal. Llamando a uno de mis antiguos
profesores me recomendaron a David y desde el principio entró en su casa. Su
carta de tarot serían los amantes, es el joven que se aventura sin miedo a nuevos caminos, abierto a nuevas experiencias
y conocimientos en la vida en una sincronización perfecta entre el yin y el
yang.
Yo asumí el papel de madre
tierra, ofreciendo mis experiencias y los conocimientos que me dieron. Pero los
míos no bastan. Por eso para mi es un honor que otros profesores y maestros
engendren la semilla de sus conocimientos
en esta escuela que siempre estará abierta para todos los que quieran
compartir.
Agradezco con todo mi corazón el entusiasmo, el cariño y la fuerza de mis alumn@s
que fueron la energía yang necesaria
para que todo esto diera luz. Vosotr@s creáis el jardín.
Edén, el jardín del
alma.
Siso Santos.